Nunca es tarde para tener una infancia feliz

No hace falta haber sufrido grandes traumas para tener una herida que tiene su origen en la infancia. Muchas veces se trata simplemente de sucesos que son difíciles de entender para niñas y niños como por ejemplo la llegada de un hermanito. Si encima los adultos no le prestan atención a lo que le está pasando a sus hijos, ese momento aparentemente insignificante puede dar lugar a que se plante el origen de una creencia limitante dentro del alma de la niña o niño. Es como si fuera una semilla que va brotando y creciendo para instalarse permanentemente en su mapa, en su manera de cómo vivir la vida.

Obviamente hay sucesos más graves, como el maltrato emocional o físico.

Sea cual sea el trauma, esas heridas están dentro nuestro y se expresan de muchas maneras diferentes:

• la sensación o expresión de rabia sin razón aparente

• baja autoestima

• tener la sensación de molestar

• tener una baja tolerancia a la frustración

• sentirse pequeña/pequeño en ámbitos concretos

• tener dificultad de poner límites

• sentir resistencia hacia la autoridad

• etc.

En mis sesiones de terapia propongo un trabajo integral a través de las constelaciones familiares, los sueños y la hipnosis para así sanar el vínculo con la parte herida, que se quedó atrapada en esa etapa tan sensible de la vida . Desde luego no se puede volver en el tiempo y cambiar los sucesos, lo que sí podemos hacer es cambiar la manera de cómo vivimos los recuerdos a partir de ahora.